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enero 2019

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por síntomas como piel seca, irritada y enrojecida, causando un picor de mayor o menor intensidad. Normalmente, es una patología que afecta a los niños, pues suele manifestarse durante la infancia y raramente aparece por primera vez en edad adulta, aunque puede pasar en algunos casos. También hay algunas personas que siguen teniendo dermatitis atópica después de la pubertad. Sin embargo, a pesar de ser menos común entre la población adulta, su aparición sigue provocando incómodas molestias y síntomas que pueden afectar gravemente al desarrollo de la vida cotidiana. Ahora bien, el diagnóstico de la dermatitis atópica en adultos es más complejo, pues la presencia de eccemas no suele ser tan frecuentes como en los niños y pueden localizarse en otras zonas. Por eso, si vemos que aparecen eccemas recurrentes

La piel es el mayor órgano del cuerpo y uno de los más expuestos, pues es el órgano que nos rodea y protege de los agentes del exterior, a la vez que es un reflejo de cómo estamos por dentro. Cuando se produce una herida, por ejemplo, comienza un complejo proceso biológico para reparar el tejido dañado a través de una serie de reacciones bioquímicas, que es lo que conocemos como cicatrización. En este proceso nuestro organismo requiere de vitaminas y minerales que le proporcionen las herramientas necesarias para una correcta reconstrucción de los tejidos. Por eso, la alimentación es clave para tener una piel saludable y favorecer la cicatrización, pues es la fuente de nutrientes esenciales e hidratación que ayudan a proteger la piel de las agresiones externas como el frío o la exposición solar, combatir infecciones y regenerarse más rápidamente.